jueves, 22 de julio de 2010

Rosas de un tiempo nuevo.

Me enseñaron a través del tiempo que el dolor era un leit motive creativo de primer orden. Solo a través del mismo dolor, lo dijo Moix, lo dijo Gala, lo percibí de cortázar, de Borges, de todos, podía ser un buen autor.

Mis ilustres maestros me engañaron. Lo leí a través de Alanis Morrissette, una señora esta  que es bastante insoportable en algunos aspectos y en otros es la sensibilidad hecha mujer: podemos crear fuera del dolor. Existir fuera del dolor, alegrarnos y sensibilizarnos fuera del dolor. y esa perspectiva no deja de ser maravillosa.

 

 

 

tiempo

Se promete un viaje a Andalucia a veinte dias vista. Y el cuerpo está aligerado y tranquilo sabiendo que los viajes nos permutan, nos cambian, nos hacen mejores, o matizados y diferentes. De cada uno de los viajes de mi vida puedo extraer algo, un cambio, un tiempo nuevo. Me entran unas extrañas cosquillas en el estómago, y mi cuerpo hace planes que probablemente no cumplirá. Soy un bohemio, desde la punta de los pies hasta mi despejada cocorota. Pero eso sí: restringido y disfrazado de ejecutivo comercial. Es mi disfraz mio de cada día. Soy un tipo que no debería hacer lo que hace, pero lo hace todo lo bien que puede. Me siento admirado por mi capacidad mimética. Podría ser un hippie –urbano, eso si y un poquito burgués- podría ser bohemio, un poeta, un escritor del tres al cuarto (o como dice un amigo mío, de enfrente a una escuela de pago) un mochilero, un viajero, un vagabundo, un borracho, un político, un abogado… pero soy el que soy, es decir, una medianía. En cualquier caso el viaje me recuerda a la parte de mi que permanece oculta. Ese al que niego el pan y la sal. Sale el viajero, el trashumante. Pero bien acompañado. Mis niñas. Ellas dos. Y el sur. Y los dias son eternidad. Y las horas su castigo. El sur, prometido sur… ahí florecerán como dije antes flores nuevas. Rosas para un tiempo nuevo y hermoso. Empieza a sentirse el aire del sur.

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