martes, 18 de marzo de 2008

Soñando Eivissa


Recuerdo Ibiza y los Levantes. Y el recuerdo me asalta el alma. La culpa –sin quererlo- es de gente que me cuenta sobre viajes y estancias en tierras levantinas. El otro día zanganeaba sobre las fotos de hace cuatro años. Las repasaba. Mentalmente volvía a los sitios, a los lugares. Volví a la cala y a la puesta de sol. Ibiza supongo que tuvo su momento. Ahora ya no es el que le corresponde. El recuerdo magnifica las cosas y las hace demasiado perfectas.

Me hago mayor y eso se nota. Tiene un determinado peso. Pienso en Benirrás y en lo vivido. El diorama se echa de menos. Lo vivido es imposible, puesto que ya forma parte de uno mismo. El Mediterráneo es un espejo azul tan ansiado y necesario como fugaz.

Echo de menos las tardes, las puestas de sol. El color extraño y vívido de las cosas. El olor del aire. El olor de las piedras calientes por el sol. Las risas, las playas, los tambores en la playa de Benirrás los domingos por la tarde. La arena que no es arena.

¿Y qué más? Me pregunto. Ni idea, pienso. Lo decía el otro día y lo repito. Soy un barco varado. No sé que puedo o qué debo echar de menos. A fin de cuentas, soy un marinero. Un marinero que vive en una ciudad sin mar.

Ibiza asalta el alma. Pero no sé si la echo de menos. Probablemente ya no. Quizá es que ya ni siquiera echo de menos el mar. O quizá es que nunca estuve realmente allí. Al menos este que soy ahora nunca estuvo allí.

1 comentarios:

Irene dijo...

En estas fechas hace dos años la vida tomaba un camino similar al que andamos ahora. Tu viejo trabajo llegaba a su fin y el horizonte sólo nos ofrecía varios meses de paro. Sin embargo, éramos felices y sobre todo, teníamos mucha ilusión. Nos preparamos emocionados para cambiarnos de casa y vivir juntos. En las siguientes semanas, nuestras vidas dieron un giro de 360º. Recordarás que organizamos un viaje a Londres, y fuimos... a pesar de que el futuro no se planteaba maravilloso económicamente.
Santiago se convirtió en nuestro nuevo hogar y tu compañía llenó de color e ilusión mi vida. Quisimos soñar y soñamos con nuevas cosas juntos y aprendimos que la vida siempre cambia cuando menos lo esperamos. Quisimos casarnos y en agosto cumplimos el sueño. Es verdad que de noviembre hasta ahora hemos tenido algunas malas noticias, pero también hemos dado pasos hacia un nuevo sueño. Y por todo eso, creo que debes mantener la ilusión como siempre lo has hecho. Porque debemos mirar hacia el futuro y no hacia el pasado siempre.
Es bueno mantener en el recuerdo todos los buenos momentos de la vida, pero tampoco conviene regodearse en la tristeza que nos provoca la nostalgia.
En uno de tus primeros artículos del blog, escribías sobre la nostalgia de lugares como Coimbra, Lisboa, Cascais... y ahora, poco tiempo después, has vuelto a ellos. Eso es lo que tiene la vida, que siempre te da la oportunidad de volver a vivir un sueño. Por eso siempre te digo que debes recuperar la ilusión, porque volverás siempre... volverás a tener lo que sueñas y volverás a visitar los sitios que ya viviste. Disfrútalo.