C O R D U R A

Cordura:Estado psíquico de la persona que tiene la mente sana y no padece ningún trastorno o enfermedad mental.

I N S T A N T E

Instante: Período de tiempo muy breve, casi imperceptible.

UN BREVE INSTANTE DE CORDURA

Un paseo de la mano de la introspección y la reflexión sobre la locura de la vida moderna.

oTrOs lO dIcEN

Do you still believe in fairy tales, in battlements of shining castles, Safe from the dragons that lie beneath the hill?

La Bitácora personal...

De un soñador de Bits en Pijama

martes, 23 de noviembre de 2010

Un Sencillo Vaivén


 Nacer, vivir, los rostros anhelantes,
los gestos ávidos de vida.
Lo veo en las calles,
en el tiempo detenido.
Vivir, crecer expuestos al amor.
Expuestos al llanto, a la nostalgia,
a la risa y al dolor.
Dispuestos para cada instante
que amamos la vida.

Sabrás que andar es un sencillo vaivén
Manolo García.


Vivir es sentir. Quien no siente no vive. Lo decía el señor Garcia, de nombre Manolo, en la letra de la canción que da titulo a este pequeño artículo. Y lo cito tanto para evitar que la gente piense que plagio más de lo debido, como para no restarle méritos al autor. También para ilustrar. Vivir es lo único que realmente nos viene dado. Vivimos, como bien dice Manolo, de apellido García, expuestos al amor. A lo único que nos convierte en humanos.

Recuerdo este verano Cádiz. Es un recuerdo agridulce. Me pesa y me llena . Por un lado los crispantes nervios heredados tanto del trabajo como de una situación complicada. Dentro yacía arrasado el interior de uno. No ha sido un buen año ni en lo personal ni en lo profesional aunque supongo que lo primero viene dado por la incertidumbre de lo segundo o por la precariedad, mejor dicho. El verano nos dio una tregua necesaria pero al tiempo fue escasa y breve.  Por otro lado, la alegría. El percatarse de que realmente estás vivo. Cádiz fue el vendaje  y el bisturí de muchas cosas. Bisturí enorme y bálsamo de fierabrás de sentimientos internos. Es cierto: no existe la estabilidad en nada. Ni siquiera en el interior. Andalucía no fue el viaje soñado. Fue bonito. Nos llenó de muchas cosas. Pero en cierto modo también fue un panorama abierto sobre la carestía de otras. A veces no se percata uno de lo duro que es vivir hasta que sufre en carne propia el dolor.  Me recuerda a aquellas vivencias de los veteranos de guerra. Hablan con cariño de momentos sublimes entre el horror de las batallas. Hablan de paisajes. Hablan de momentos. Como si las guerras siriviesen para apreciar con detenimiento, con colores nuevos, con ojos de asombro la belleza que de vez en cuando te rodea.

Faro de Cabo Trafalgar



Ahora, ya con el balance de año próximo (yo siempre hago un balance de cómo ha sido mi año en el mes de Diciembre; extraña costumbre que me inculqué desde que era pequeño)  empiezo a dislumbrar que este año no entrará de lleno en el archivo de los mejores de mi vida. Y es cierto que sufrimos mucho.  Que seguimos sufriendo en determinados instantes y momentos. Que nos hemos olvidado muchas veces,  en aras al vil metal, lo que decía el amigo Garcia, Manolo o Manolo García: que andar es un sencillo vaivén. Que vivir es tan sencillo como vivir.  Que tenemos tantas cosas que querer y gente que nos quiere, (amigos, compañeros de trabajo) que todo sería mucho más fácil si llegásemos a entender y comprender de una santa vez que vivimos únicamente por el acto tan arriesgado de existir. Para disfrutar de vivir, con más o menos cosas, pero para disfrutar de la vida. Porque lo único que realmente se nos ha regalado es la fortuna de estar vivos, de saber que estamos vivos y saber que en la humildad de vivir encontraremos precisamente la felicidad. 
Recuerdo mis niñas en una playa casi desierta entre Cádiz y Tarifa, al lado de cabo Trafalgar. Lugar de leyendas y batallas marinas, felices al sol, metidas entre la sombra y la arena. Mis niñas. Mis niñas... lo único que quiero en la vida. Lo único que es perfecto. Lo único de lo que me siento orgulloso. Vislumbrando el futuro, saboreando el presente. Olvidando todo lo malo, lo material, lo perverso del mundo. Ese es mi paraíso. Mis dos niñas (la grande y la pequeña) jugando en la playa. Te dejas llevar... y disfrutas. Como cuando estás navegando, sabiendo que el barco se mueve disfrutas de las ondas del mar y evitas marearte. Te dejas ir y todo va bien. Pasitos pequeños de mis niñas sobre la arena.  ¿Quien no puede disfrutar de ese paraiso? ¿Quién no puede decir que la vida es un sencillo vaivén?

Porque lo único que realmente se nos ha regalado es la fortuna de estar vivos, de saber que estamos vivos y saber que en la humildad de vivir encontraremos precisamente la felicidad. 

Por eso digo siempre a los que me leen -yo que no soy hombre de dar consejos- que se olviden de todo lo malo. Lo malo pasa. Dejad que venga la marea nueva. Levantaos con ojos nuevos un día y olvidad el pasado. Dejad que os lleven las ondas de la vida. Porque un día el mar cesará y llegaremos a orillas nuevas. Mientras tanto toca dejarse llevar y mecerse en las olas. Hay que intentar disfrutar de ello.

Es simplemente un sencillo vaivén.



Para Luz y Fernando.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Patria Dignidad y Libertad

Pido disculpas. Lo hago por anticipado y lo hago por si alguien desde fuera de mi país lee esta anotación. Lo hago por si alguien desde el sahara occidental  puede llegar a leer esto que escribo. Pido disculpas, por ser mi responsabilidad última -que no única- la de tener unos gobernantes tan soberanamente ineficaces, abiertamente cobardes y bastante sinvergüenzas.

Pido disculpas como ciudadano de a pie por poner en el poder a unos señores que se han olvidado muy intencionadamente, y en aras de "intereses mayores" la condena de los brutales ataques del Aaiun. La pandilla de mamotretos inútiles que tenemos ocupando cargos ministeriales parece ser que se han dejado en casa la decencia y lo han suplido por una enorme cantidad de "diplomacia útil" que no entiende de asesinatos, que no entiende de extorsión, que no entiende de fascismo y totalitarismo. Parece ser que después de cargarse a unos cuantos saharauis de una manera absolutamente brutal, el gobierno de marruecos, con su fascista y totalitario rey a la cabeza puede frotarse las manos puesto que nuestra ministra de exteriores dice no poseer pruebas documentales de dicha matanza. Eso lo dice con tres periodistas españoles testigos de excepción y con las grabaciones de la brutal entrada del ejercito en el campamento recién emitidas en las televisiones de medio mundo. HAce falta tener una desfachatez muy grande y tener una catadura moral muy extraña para poder decir eso y dormir tranquilo.

Eso ocupa y preocupa poco  al resto de Europa, empezando  por nosotros. Asustan más los islamistas, los integristas, los talibanes, Al Queda, los amigos de inmolarse por Ala, por  Bin Laden, por la madre que lo parió y por las vírgenes prometidas. 

El problema de Marruecos es nuestro. Nosotros dejamos en el 75 a los Saharauis abandonados a su suerte. Los dejamos morir en el desierto, sin patria, sin tierra y sin estado, a la completa merced de otro estado subyugante como era Marruecos, que distaba mucho de ser un buen vecino y un estado donde la democracia y los usos democráticos estuviesen a la orden del día. Lo hicimos porque nuestra presencia en Africa era insostenible. Incluso desde el punto de vista económico. Los dejamos a merced de un gobierno de corte medieval, nada que ver con la modernidad y los finales del siglo XX. Y a los españoles, mas metido en batallas intestinas y renovaciones propias, nos dio exactamente igual.  Allá los moritos y sus cosas.. que se arreglen entre ellos.

 Desde entonces ese problema ha estado ahí, sin duda alguna, enterrado por dos de las partes en cuestión, Marruecos y España,  mientras la tercera, la más débil, se desgañitaba  y desangraba clamando la justicia pendiente. La ONU ha demostrado su ineficacia Nuestro silencio nos convierte en hipócritas culpables. Y lo hemos hecho gracias a diferentes generaciones de políticos que siempre han mirado a corta distancia, pensando que ojalá no les estallase el problema durante su mandato, y que al próximo que venga ya le endilgaremos el marrón.

Marruecos es nuestro "incomodo vecino del sur". Como ese vecino de la comunidad que no toleramos demasiado pero que tenemos que aguantar porque es el que ha tocado como presidente. Nos vende la moto de la defensa de Europa porque es un estado frontera. Necesario porque nos han vendido muy bien su papel de salvaguarda de los viejos mundos europeos.Un estado donde la corrupción anda a sus anchas. Pero eso ocupa y preocupa poco  al resto de Europa, empezando  por nosotros. Asustan más los islamistas, los integristas, los talibanes, Al Queda, los amigos de inmolarse por Ala, por  Bin Laden, por la madre que lo parió y por las vírgenes prometidas. Y en aras de todo eso nos hemos dejado toda la decencia en casa.  No es de recibo esa indecencia consentida en nuestra politiica. España debería en esta década solucionar el tema del pueblo Saharaui. Es un deber moral e histórico. En tanto y cuanto eso no se produzca, debemos de entender que España sigue con sus deberes sin hacer en lo referente al Sahara. Y debemos de entender que esa asignatura sigue pendiente desde hace casi cuarenta años.

lunes, 15 de noviembre de 2010

El Sol Amante.

Parte de un relato escrito hace unos años...
Espero que os guste.




Después de una tarde imbuida en los asuntos de la herencia ( un millón de llamadas, citas concertadas, localizar a otros abogados, solicitar copias, mil copias, un millón de copias de escrituras de terrenos en Dios sabe dónde, entrevistarse en el salón del Hotel con uno de los herederos y mil estupideces más) Rosa descansó finalmente encima de la cama del hotel, mirando el horizonte que menstruaba colores rojizos frente al enorme ventanal de su habitación. Una sensación de paz le inundó de la cabeza a los pies. Estaba cansada pero finalmente parte del trabajo estaba hecho. Quedaba lo más duro, pero eso no importaba ahora. La noche pronto dejaría de ser una promesa. Abrió la ventana y notó un extraño perfume. Era el perfume de la oscuridad prometida, de la profundidad estrellada que pronto llegaría. Olía a verano. El color del cielo era como el del verano. Y se dio cuenta de que finalmente, por un breve instante era sorprendentemente feliz. Se sentía bien. Completamente renovada y preparada por dentro.




Miró al sol mientras terminaba de ponerse. Se sintió entera, una mujer entera. Una mujer en sí misma. Se quitó los zapatos, aquellas incómodas medias, la minifalda, y ya puesta en el tema, decidió desnudarse completamente. La blusa blanca acabó en el suelo, los anillos, la cadenita, el pelo explotó y estalló encima de la cama. Aquel cuerpo felino se estiró hacia el balcón. Más allá del cristal del ventanal, el sol empezaba a declinar rápidamente. Se sorprendió riendo... riendo y jugando con él, usando sus manos como si éstas fuesen capaz de alcanzarlo, de acariciarlo, de sostenerlo. Y así acarició Rosa el sol y la luz. Notaba la brisa entrar a raudales desde el mar. Y aquella sensación le pareció inmensa. Incorporándose un poco pudo ver el sol empezar su ocaso rojizo y sangrante. Abrió las piernas y su corto y cuidado vello del pubis aparecía ahora hacia el mar y hacia el sol. Rosa jugó con el sol nuevamente. Vio como éste se inclinaba hacia su abertura, como se inclinaba hacia su vientre, rojizo y poderoso. El vello de su sexo se convirtió en un sin fin de siluetas translúcidas ante el sol poniente. El vello se puso rojizo en la luz. Y el sol seguía inclinándose hacia ella. Luego, rojo como nunca empezó a cruzar la línea del horizonte del cuerpo de Rosa. Y volvió a reír, notando un reconfortante calor dentro de su cuerpo, como si el sol estuviese metiendo dentro de ella, despacio, poco a poco, como si los rayos de luz del propio sol entrasen en aquel vientre abierto, en el roto de su cuerpo y lo iluminasen con una cálida luz rojiza, penetrándola con la mayor levedad posible. Leve es la luz. Luz leve que entraba y tomaba por fin su tiniebla interior. Y Rosa se encontró excitada, tremendamente excitada, pero esta vez sin excusas. Sabía que no podía ser el estrés, que no había cambios de presión, que no había más mentiras piadosas. Está vez era todo el sol el que se había metido en su interior. Disfrutaba de aquella sensación casi mágica. Era magia pura. Magia en su sexo. Algo que su actor porno particular, su amante , no había despertado jamás.

Y volvió a reír, notando un reconfortante calor dentro de su cuerpo, como si el sol estuviese metiendo dentro de ella, despacio, poco a poco, como si los rayos de luz del propio sol entrasen en aquel vientre abierto, en el roto de su cuerpo y lo iluminasen con una cálida luz rojiza, penetrándola con la mayor levedad posible. Leve es la luz. Luz leve que entraba y tomaba por fin su tiniebla interior
Y en medio de los jadeos y la respiración agitada, mientras su sexo era poseído por el astro rey, mientras su mano se deslizaba en su esencia deslizándose en su cuerpo y su sexo, mientras jugaba con su cuerpo notando al sol como el amante más puro; en medio de aquella cálida sensación; en medio de la sensación más extraña y placentera del mundo; en medio del sexo más inmaculado y mágico de su vida, de la pulcritud sexual más extraña y exquisita; en medio de su unión con el todo, con la totalidad sexual del universo, surgió una enorme lágrima que recorrió su rostro, deslizándose casi hasta su sien. Y fue una lágrima de tristeza pura. De tristeza infinita. Inmensa y cruel. En el momento del orgasmo se sintió triste y notó un extraño sonido dentro de ella, como si un corazón se hubiese roto. Algo como el cristal. Y fue felizmente triste al saber que aquel orgasmo había sido algo único, que el sol había sido suyo, que el mar se lo había traído y lo había perfumado solamente para ella.

viernes, 12 de noviembre de 2010

La Fascinación Olvidada.

Hablaba esta mañana con mi hermano sobre el tema y creo que por una vez nos pusimos completamente de acuerdo en algo: nuestra generación ha olvidado, con mucho pesar, la excitante sensación de fascinarse ante un hecho. Hemos dado por sentando tantas cosas que algunas veces siento pena de no exista un poco de carencia de algunas.
Hace muchos años, corrían principios de los noventa, un amigo me dejó un aparado extraño, raro, que tenías que meter dentro de otro aparato llamado PC para lograr que se comunicase con otros aparatos como el de manera remota. Aquella sensación era increible. Cuando oimos los pulsos -y digo bien, pulsos, no tonos puesto que la centralita de nuestra vieja casa era antediluviana- creo que casi lloramos de la impresión. Usábamos un programa que ya era de aquella raquítico: el procomm. Luego usabamos el BlueWave. Nos conectabamos a una cosa rara que nadie entendía llamada BBS. Y navegando por aquellos menús en modo texto, te sentías el rey del mundo cibernético.

Alguno pensará que soy un fósil por decir esto. Lo que soy, creo , es un nostálgico.



Años más tarde, corría el año 97, creo recordar, me conecté por primera vez a un chat de internet. Otro mundo se abrió en mi mente. Pero ya no era lo mismo. Todo era relativo. No existía esa fascinación por hablar con un tipo que estuviera en el otro lado del planeta tierra. Era algo normal. Completamente normal. Es Internet, te decían. Eso pasa todos los días. Es lo lógico.

No deja de lastimarme que hayamos perdido esa capacidad de abrir los ojos ante algo insólito, algo único, algo milagroso pero científicamente posible. Hemos perdido la fascinación por todo. Y esa apatía nos va matando poco a poco nuestra capacidad de asombro
Hemos dado por supuestas demasiadas cosas. Hemos olvidado la fascinación que nos provocaban todos aquellos retos tecnológicos y los hemos suplido con la apatía propia de la normalidad. La mayor parte de la gente que tiene internet ni siquiera sabe el fascinante mundo de ingeniería de enlace de datos que genera su actividad. No saben que es un switch, un router, un modem Frame-relay ni por donde van todos sus datos, pasando de un lado a otro a velocidades de vértigo. Lo dan por supuesto, como algo normal. No saben que sus datos se transforman en millones de pequeños paquetes, unos y ceros ordenados también matricialmente, cabeceras de datos que viajan en décimas de segundo por todo el globo terráqueo, y se reordenan siguiendo una cadena única. No lo saben . Porque todo eso se ha dado por supuesto en nuestra sociedad. No deja de lastimarme que hayamos perdido esa capacidad de abrir los ojos ante algo insólito, algo único, algo milagroso pero científicamente posible. Hemos perdido la fascinación por todo. Y esa apatía nos va matando poco a poco nuestra capacidad de asombro. Lo anodino y presupuesto puede llegar a ser una confortable manta para envolver el cadáver de la sorpresa.

martes, 2 de noviembre de 2010

Un Hogar en el Arbol

Me llega a través de Israel, viejo camarada de juergas juveniles, admirado trabajador por mi parte y profesor devoto, un enlace estremecedor -y que conste que tanto adjetivo calificativo me empieza a escamar, pero no encuentro mejor manera de describir lo que viene desde dentro de uno mismo- sobre los ultimos manuscritos de Miguel Hernández.


Y a esta hora de la mañana, no puedo dejar de abalanzarme sobre el teclado y desangrar parte de mis impresiones sobre la información que mi viejo amigo me remite.  Con la ternura de haber sido padre hace no demasiado tiempo me estremezco al pensar que los últimos escritos de Miguel Hernández son para su hijo, al que quería volver a ver antes de morir.
Un sencillo cuento escrito en papel higiénico.



Me asalta la tristeza. La crueldad humana es infinita, como la propia estupidez de los hombres. Ayer, el padre de quien más quiero nos contaba anécdotas de la época de la guerra, contadas por sus propios padres y abuelos. Alguna de ellas nos despertaba la sonrisa. Incluso la carcajada. Pero de nuevo, la realidad se convierte en una bofetada solemne y dura. Leo el escrito (Es un cuento pequeño, de apenas un folio de extensión, con metáforas ingenuas sobre la libertad) y vuelvo a sentirme roto. Amenazado, en realidad. Bajo la siniestra influencia de una extraña sombra que quiere acallarlo todo.

Hace años, cuando a través de mi amiga Ana María, entré de soslayo en contacto con el germen de la autodenominada  asociación por la memoria histórica, me horroricé al pensar en que en nuestro país  yacen casi ciento cincuenta mil personas "tiradas y enterradas" en las carreteras, cunetas, bosques y vaguadas de todas las provincias. Esa extraña sombra parece querer planear sobre todos aquellos que quieren arrojar luz sobre la dignidad de aquellos hombres y mujeres. Desalojo de jueces, corruptelas varias, asociaciones de toda índole (alguna de ellas de carácter casi obsceno) encubrimiento de todas las vergüenzas, capas de oscuro polvo e imposición del olvido obligatorio -como si fuese un Bálsamo de Fierabrás de obligadísima aplicación cerebral -son las recetas infalibles de los sectores más caducos, extremistas y oligárquicos de la derecha actual. Los conservadores de este país son un extraño partido, amalgama salpicada de diversas tendencias, corrupción a niveles institucionales, coalición encubierta donde se juntan la extrema derecha, los demócrata-cristianos y los centristas todos a una, cual fuenteovejuna del ansia de poder. A ninguno de ellos le importa lo más mínimo que casi un cuarto de millón de compatriotas de todas -todas- las tendencias políticas no tengan derecho a una sepultura, y que reposen como bestias sacrificadas de una matanza en los lugares más recónditos.

Igual que en su época, no hace tanto, les importaba bien poco que un simple escritor dejase a su hijo como herencia un simple cuento. De la misma forma que no les importaba lo más mínimo asesinar  a quien les llevase la contraria.

Afuera empieza a llover. La tristeza me corre dentro. Pienso en mis niñas. Las echo de menos. Pienso en Miguel Hernández. La historia, su historia, me arrasa el alma. Estoy herido, me digo, como el propio Miguel Hernández. En realidad todos estamos heridos mientras no asumamos, como país, como estado, los actos cometidos, los errores sucedidos y las tropelías infligidas.

Para entonces, quizá -solo quizá- tengamos todos, por fin un hogar en el árbol.
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ENLACES:
web de Israel -Profe de Lengua-
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/28061/Miguel_Hernandez_Estos_ineditos_imprevistos