C O R D U R A

Cordura:Estado psíquico de la persona que tiene la mente sana y no padece ningún trastorno o enfermedad mental.

I N S T A N T E

Instante: Período de tiempo muy breve, casi imperceptible.

UN BREVE INSTANTE DE CORDURA

Un paseo de la mano de la introspección y la reflexión sobre la locura de la vida moderna.

oTrOs lO dIcEN

Do you still believe in fairy tales, in battlements of shining castles, Safe from the dragons that lie beneath the hill?

La Bitácora personal...

De un soñador de Bits en Pijama

domingo, 13 de septiembre de 2009

Tesoros de la infancia.

Hace unos días, intentando distraerme de la soledad en que me he encontrado tras una serie de acontecimientos inesperados de este verano, decidí hacer limpieza entre los viejos recuerdos que todos guardamos de nuestra infancia y adolescencia.
En una vieja caja de lata, entre gastadas cartas infantiles, pedazos de entradas de ansiados conciertos, flores secas y otros recuerdos de amores adolescentes… como si se tratase de un aviso o incluso una respuesta… encontré un viejo libro, de gastadas y sucias páginas que hace más de 16 años me regaló una amiga.
Una amiga. Esta palabra cobra en este caso un significado especial, puede que su más profundo sentido, una persona realmente maravillosa, siempre a tu lado, de forma tan incondicional que no te das cuenta de lo que perderías si no estuviese, sobre todo porque no se te pasa por la cabeza que pueda no estar. Precisamente el libro que me regaló tenía por título “Un amigo es alguien a quien gustas”. Y hace 16 años me lo regaló porque después de muchos años de confidencias, de risas y de lágrimas, de cientos de momentos compartidos… se marchaba. Se iba al extranjero, a continuar sus estudios, a mejorar su formación, pero a pesar de saber que no era definitivo, al despedirnos lloramos como si lo fuese. Y ella me entregó este bello recuerdo que ahora abrazo entre mis manos. Dice la dedicatoria: “Me lo leía mi madre cuando yo era pequeña. Es para niños y es viejo pero te lo regalo para que te acuerdes de mí. Con todo mi cariño. No me olvides”.
Y 16 años después, al leerlo, me he emocionado. Las lágrimas me han inundado los ojos. No la he olvidado. Aunque hace más o menos 5 años que no la veo ni hablo con ella, no la olvido. Y aunque probablemente ahora las cosas ya no sean como 16 años atrás, sé que si lee esto, sabrá que me refiero a ella, porque la amistad, aunque no sencilla, es algo muy simple:
Un amigo es alguien que te escucha, te da su cariño y te ofrece su hombro para apoyarte, te habla y te da calma, está a tu lado y te hace sonreír. Y te acompaña en silencio cuando lo que más deseas es callar. Te respeta y se alegra al verte llegar.

“Un amigo es alguien a quien gustas.
Puede ser un chico…, puede ser una chica…
o un gato…, o un perro…,
o incluso una ratita blanca.
Un árbol es otra clase de amigo.
No te habla, pero sabes que le agradas
porque te da manzanas… o peras… o cerezas…
o te ofrece, a veces,
una rama para columpiarte.
Un arroyo es un amigo muy especial.
Te habla en mansos susurros.
Te refresca los pies
y deja que te sientes en silencio a su orilla
cuando no tienes ganas de charlar.
El viento también puede ser un amigo.
Te canta dulces canciones por la noche
cuando se acercan la soledad y el sueño.
En ocasiones te llama para jugar.
Te empuja por la espalda
mientras caminas
y hace que las hojas secas bailen para ti.
Siempre está contigo
dondequiera que vayas:
por ello sabes que le gustas.

A veces no sabes
Quienes son tus amigos.
A veces los tienes constantemente al lado
pero pasas de largo
sin darte cuenta de que les gustas
de una forma muy especial.
Y entonces piensas que no tienes amigos.

Así que es mejor no apresurarse tanto
y andar despacio,
y mirar con cuidado en derredor
para descubrir que alguien te sonríe
de una manera peculiar…
o que un perro mueve el rabo con más fuerza
cuando te acercas a él…
o que un árbol
se te brinda para que trepes a sus ramas…
o que un arroyo respeta tu silencio
cuando lo que más deseas es callar.
A tu amigo tienes muchas veces que buscarlo.

Algunos tienen muchos amigos
y otros tienen pocos amigos
pero todos…
todos y en todo el mundo
tienen por lo menos UN amigo.

¿Dónde encontraste los tuyos?”

Joan Walsh Anglund


Encontrar el libro y leerlo, me levantó el ánimo. A pesar de la soledad que he sentido durante este verano, me hizo pensar. Miré a mi alrededor y al levantar la cabeza, comprobé que tengo al menos UN amigo.

Ell@s saben quiénes son. Y aunque poc@s, son l@s mejores del mundo.
Porque en los últimos días me he dado cuenta de que los buenos amigos no abundan y si es así, soy afortunada de poder contar a los míos con los dedos de una mano.
Por todos ell@s y para ell@s escribo estas letras. Os las dedico satisfecha y feliz de haberos encontrado.

La persona que me regaló el libro y me dejó este recuerdo fue una amiga inmejorable durante mucho tiempo. Después, por circunstancias de la vida, perdimos el contacto. Y esta mañana me he sorprendido buscando su nombre en las páginas amarillas. La he localizado. Confío en que todavía quede algo de la amistad que nos unió y tal vez… ¿podremos retomarla?. Yo no te he olvidado.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Recuerdos de un día Once.

Volaba de vuelta. En el avión me tomé un vino barato y con la presión el alcohol hizo estragos. Me dormí a la altura de Boston y desperté pasado Edimburgo. Cuando aterrizamos en Frankfurt, me percaté de que algo raro estaba pasando. Había demasiados controles, demasiada gente armada. Luego lo supe, al llegar a casa. Habían atacado el WTC. Yo había estado allí hacía muy  pocas horas, contemplando la puesta de sol reflejada en sus cristales, justo en la zona trasera de Manhattan sur. Desde el Soho las torres brillaban en colores rojizos.

Nunca una barbarie pudo justificar tan bien otra barbarie mayor. Meses después llegarían las imáganes de los B52 bombardeando Afganistan, las incursiones armadas, los talibanes, los misiles, los scud, la guerra de Irak. Todo en aras de algo que nadie entiende.

En mi interior recuerdo las tardes en Manhattan los días previos al ataque. La calle 18, el Soho, Park Avenue, la banda sonora mental de Simon y Garfuinkel. Nada es como era, me dicen quienes han visitado New York ultimamente. Entonces me consideraré privilegiado. Soy uno de los pocos que recuerdan Nueva York antes del ataque. Como un turista de Pearl Harbour que se hubiese despedido antes de la primera bomba. 

No vi ni la muerte ni el horror, pero sentí su aliento cerca. Raro es el día que no recuerdo la llegada a casa y veo los aviones estrellarse. La sensación de horrorosa irrealidad, la sensación de sentir la fragilidad de la vida y lo enventual de la misma. Por toda la gente que falleció por este ataque, y por todos los que justificandose en él fueron asesinados, hoy escribo estas palabras. Y en el interior, el alma, me guarda un profundo silencio.

Entonces lo entendí: yo era un afortunado.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Ellas dos

Son todo lo que tengo. Mi mejor obra.
Las que me dan ánimos cada día, pase lo que pase. Mi motivo principal, mi causa y mi esfuerzo.
Mi dolor, mi alegria, mi perdición. Mi leit Motive, mi ansia, mi recompensa.

Ellas dos son lo único que tengo, mi escaso equipaje
Sin ellas no sabría qué hacer, ni qué decir, ni donde estar.
Os quiero tanto y os lo digo tan poco.

Os necesito tanto, ahora que nos han dejado solos.
Ya nunca estoy solo
Porque siempre os llevo a las dos en mi corazón.

La muerte no existe si estais a mi lado.
Ya no tiengo miedo a nada,
puesto que todo me lo habeis dado.

Lo mejor en la vida, mi auténtico objetivo, mi principal obra
se resume cada día en un abrazo al llegar a casa
y en una sonrisa .

Ya nada temo.
Puesto que la vida me la habeis dado vosotras.

martes, 8 de septiembre de 2009

El sueño de Nouvell

Tengo la sana costumbre de repasar la prensa diaria. Hay noticias que me gustan y me alegran el día. Otras, definitivamente, me estropean el humor. Y otras, directamente, me enfadan hasta extremos insospechados. Y no tanto por la noticia en sí, si no por los actores y los comunicadores de las mismas.
Hoy me desperté con la noticia del enterramiento del Plan Nouvell para el puerto de mi ciudad natal. Y lo peor no es que el tan cacareado plan se lleve a cabo o no, puesto que Vigo seguirá teniendo uno de los puertos más importantes del mundo, pese a quien le pese. El problema estriba en los protagonistas de la noticia y en los transmitientes de las mismas.
Por un lado, no entiendo que dos personas -más bien personajes- que son decididamente antagonicos y enemigos, puedan permitirse el lujo de tomarle el pelo a la ciudadanía de esta ciudad o de esta comunidad. ¿Dónde se ha visto semejante disparate? . Cuando la una era alcaldesa, el otro era presidente de la autoridad portuaria -para quien no conozca Vigo, el segundo poder más importante de la ciudad- y cuando el expresidente de la autoridad portuaria logra la alcaldía, la exalcaldesa logra que los de su partido la coloquen -cual hijo enchufado- de presidenta de la autoridad portuaria, únicamente con la "sanísima" intención de tocar las narices al nuevo alcalde. Parece de cachondeo.
El anterior presidente de la autoridad portuaria crea el famoso plan Nouvel, arquitecto de renombre mundial y presenta una maqueta impresionante para el puerto con la creación de un Hotel, un espacio lúdico y demás  instalaciones. Se gasta la friolera de 2.6 millones de euros en estudios, contratación, concursos... 2.6 millones que paga Juan Pueblo. 
Lo primero que hace la nueva presidenta, nada más llegar, es cargarse todo lo hecho por el anterior -2.6 millones de euros a la basura- calificando el proyecto como megalómano, inviable, etc.
No sé quien tiene razón o deja de tenerla. Pero ya está bien de que crean que nos toman el pelo. Lo que tendrían es que dimitir los dos ahora mismito. Es de verguenza. Es indginante. Si tienen problemas, que los resuelvan a pistoletazos en un descampado, pero que dejen en paz a todos los demás.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Los ojos y las palabras

Este fin de semana estuvimos celebrando algunas cosas excelentes. Tuve el honor de leer una pequeña composición para la boda de uno de nuestros corazones preferidos. Propiedad transitiva del cariño:amar a los que aman a quien tu amas. Un pequeño detalle -infimo- para quienes siempre nos han dado todo. Es lo mínimo que se merecían. No tengo grandes cosas, lo único que podía ofrecerles era eso.

Mis palabras, entonadas por mí y creadas exprofeso para una de las novias más lindas que recuerdo, son solo un pequeño tributo para una familia que se ha ganado desde siempre mi respeto, mi corazón y mi profunda admiración.

Finalmente la niña de mirada profunda y melancólica estaba radiante el día de su boda. Atrás quedaban las tristezas, la soledad de años en tierra extraña. Finalmente la mujer de mirada de niña sonrió de verdad emocionada. Uno, dentro de sí, no dejaba de pensar lo que habrán visto esos ojos profundos, en qué lugares habrá estado, por quíen derramaron lágrimas y por quién han sonreido. Esos ojos se merecían unas palabras. Esos corazones se merecían nuestra pequeña lectura. Y todos ellos se han ganado con creces nuestro amor. Qué menos.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Cuentos de la Torre Solitaria

Noche de fina lluvia

 

 

Afuera llueve. Cae fina la lluvia, como un trapo suave y aterciopelado. Como un tisú húmedo y claro. Aquí somos la torre solitaria. Este edificio, esta zona del extrarradio. Este pueblo dormitorio que se convierte en un mustio escenario de lo que es un puesta de largo de la crisis económica. Los edificios recientes, recién acabados, y vacíos, sin vida, ciegos de luz, mustios, apagados. Como gigantescos mausoleos sin dueño. Miro afuera. El tiempo pasa. Las aceras están vacías desde la parte alta del pueblo. La calle no tiene vida. Hay farolas amarillentas que le dan un aire extraño a la noche. Esto está vacío, pienso. Somos los inquilinos de una torre solitaria. No hay apenas vecinos. Este pais se equivocó a la hora de construir locamente. Somos una escenificación del error de unos cuantos. Todos estos edificios deberían estar llenos de vida, de gente joven, de niños, de gente de mediana edad. Pero no, permanecen muertos. Me siento a veces como el inquilino de una pirámide: metido dentro de una acumulación de caras piedras. Me pregunto si alguno de mis escasos vecinos siente lo mismo.

 

La parte baja del pueblo, junto a la carretera, bulle llena de vida. Pero aquí arriba, en la zona nueva, esto es terriblemente solitario. Hay obras inacabadas, edificios sin un solo vecino, trabajadores que arreglan con desgana las zonas verdes. ¿ No se habrá equivocado alguien a la hora de construir aquí? Este vacio algunas veces estrangula el cuello de una manera cruel y asesina.

No todo son malas cosas. La tranquilidad impera. Un portal se ilumina. No hay nadie. Yo que siempre viví en medio de la ciudad… ¿qué hago aquí ahora? Descubro el silencio, la ausencia de vehículos, la ausencia de los ruidos que manifiestan vida, los empujones sordos de muebles, las voces en la escalera. Todo da tranquilidad. Y silencio.  El urbanita que soy, que fui, no entiende eso. Le supera. ¿No os dais cuenta de lo bonito que es el ruido, que el ruido es sinónimo de vida? La ciudad se pierde al Norte. Este diorama vacío parece sacado de una pelicula de Fellini. Y yo soy uno de esos personajes patéticos que tanto le gustaban.

Cuando mi grande y feo coche no pueda subir esta colina

La frase original no es ni es mía ni es en español. La cito textualmente y me perdonan la diglosia y / o el bilinguismo. 
When my ugly big car won't climb this hill

I'll write a suicide note on a hundred dollar bill 

Los más avezados del lugar habrán reconocido la estrofa del Heavy Fuel de los Dire Straits. 

Mucha presión, jefes exigente, empresas deshumanizadas, ambientes hostiles, un mundo demasiado capitalista... todo se junta. Eso y nuestra amiga la crisis económica, que ultimamente está empeñada esn fastidiar un día sí y otro también. ¿Quién no se ha sentido como un viejo coche subiendo una colina a punto de reventar el motor? Este que escribe se siente así, reventado por dentro y con el motor lleno de pistones y piezas a punto de salir disparadas de un momento a otro. Puede que el mundo sea un lugar mucho más complejo de lo que aparenta para gente como yo. Puede que ni siquiera sepamos vivir en él.

Pero no quiero apearme.


En todo caso, y después de las correspondientes presiones habituales a mi quehacer diario, hoy decido cambiar de actitud con respecto a cierto tipo de cosas. Esperemos que este viejo y feo coche pueda seguir subiendo la colina.  Aceite y combustible tiene, así que el motor no creo que gripe... por el momento.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Septiembre en la ventana.

Septiembre se ha descolgado de la ventana. Y en el descolgamiento ejercitado se ha dejado atrás el verano, las vacaciones, las sensaciones de vida y la longitud de los días. Volvemos a ser los de antes del estío. Y en nada, diremos, ya estará aquí el otoño. Sabemos que nuestra rutina empieza de nuevo. Sabemos que todo vuelve al mismo lugar que tuvo en nuestro quehacer diaro.

Miro tras la cristalera y me siento extraño. Septiembre vuelve como todos los años. Y su nombre trae recuerdos de la infancia en la boca. Olor a gomas de borrar, forros de libros, tareas infantiles, marcas de tiza en la ropa, olor a nuevo, sabor a piel de naranja, moreno en la piel que se desvanece, promesas de amistad eterna. Y pienso que Septiembre es la antesala de un nuevo otoño, de un invierno cada vez más frío... pero también de una nueva primavera, y de un nuevo verano.

Por razones que me son muy propias y que solo los que me conocen pueden percibir Septiembre me parece un mes triste. Tanto en el recuerdo de mi niñez, como en épocas más recientes. Y al tiempo, pienso que es un instante de la vida divertido y sorprendente. Hay muchas cosas que hacer en Septiembre. Es cierto que los días ya se acortan perceptiblemente, pero sus tardes siguen siendo tardes de luz sonrosada, por lo menos aquí en Santiago. Que los árboles alargan sus hojas, aunque ya amarillentas, para tendernos una sombra en los ultimos rayos del sol estival. Que nos da tantas y tantas cosas que es dificil de expresar. Cuando estuve en Nueva York, recuerdo el sol de la tarde reflejándose en el WTC, rojo, poniéndose sobre el mar y sobre la zona de Queens. Recuerdo las tormentas, el bochorno de aquellos días. Pero también recuerdo a la gente sonriendo, corriendo evitando las salidas del aire en la calle dieciocho. Recuerdo ir de Shopping a primera hora de la tarde, con las puertas de las tiendas abiertas de par en par, bullendo gente en el Macy's, los chicos de las bicicletas en el Soho, la algarabía de Times Square, el Madison Square Garden... y el alma, sin embargo se encoge al saber que todo eso, dos días más tarde estuvo en peligro. Es Septiembre, la otra faceta de septiembre. La que te dice que todo puede perderse en un instante, por cosas de la vida, por que un islamista loco secuestre un avión, porque un americano pirado tire una bomba atómica sobre miles de inocentes japoneses o porque simplemente el ser humano es un monstruo decidido a autodestruirse.

Recuerdo las tardes de Septiembre en Vigo, cuando con algun viejo amigo o alguna amiga del alma - de esas que hace muchos años perdi en algún lugar- paraba en alguno de los cafés de la calle Placer, o de la zona antigua, o en la cafetería México, cerca de la estación. Aquellas tardes vienen ahora a la memoria como pequeños e intensos placeres. Ahora todo discurre entre paredes blancas, informes de ventas, operaciones de miles y miles de euros. Y uno se pregunda donde y en qué momento perdió esa parte de su vida.