C O R D U R A

Cordura:Estado psíquico de la persona que tiene la mente sana y no padece ningún trastorno o enfermedad mental.

I N S T A N T E

Instante: Período de tiempo muy breve, casi imperceptible.

UN BREVE INSTANTE DE CORDURA

Un paseo de la mano de la introspección y la reflexión sobre la locura de la vida moderna.

oTrOs lO dIcEN

Do you still believe in fairy tales, in battlements of shining castles, Safe from the dragons that lie beneath the hill?

La Bitácora personal...

De un soñador de Bits en Pijama

jueves, 21 de octubre de 2010

Pasitos en el umbral

Nos venimos a casa. Esperamos con cierta impaciencia. El teléfono no suena. Pau da mil vueltas, desordena cosas y yo casi me quedo dormido. "Estoy cansado"- me digo.-"y me gustaría saber de qué" Finalmente un sonido electrónico interrumpe la espera. Paula ni se inmuta y yo me sobresalto. "Ya ha nacido" Y sonrio por dentro (hace un tiempo que no lo hago por fuera, y vete tu a saber por qué) y me preocupo por su madre y por su padre. Dani ya está aquí. Eso es una buena noticia. Una gran noticia.

 Le digo a Paula que Dani ya ha llegado. Responde su nombre, apenas pronunciado. Y lo vuelve a decir. Estamos solos. Aquí nos hemos quedado en espera tanto de las noticias como del propio Dani. Probablemente con los años este momento sea reordado como algo sublime y excelso. Ahora adivino tanto el cansancio mental del padre como el agotamiento de la madre, conjuntamente con una enorme alegría. Recuerdo hace año y medio cuando nació Paula. Era incapaz de irme a casa, pese al agotamiento. No soportaba la ausencia de ambas. No podía estar ni un rato sin mirar a las dos. Cuando me iba a dormir un par de horas ese tiempo se me hacía eterno. Imagino a los padres ahora, y les envidio la situación y los sentimientos. Envidio muchas cosas. Tantas que casi no sé por donde empezar.

Ahora, en este momento tan increible, reflexiono sobre vivir. Es un momento importante, me digo. Es un momento único en la vida, al menos yo lo recuerdo así. Acaban de dejar de vivir sólo para ellos y han decidido tener algo más en la vida. Vivir para otro. Ser otro. Ser dos o ser uno. Una libre y hermosa elección.

Escuchando sus pasitos en el umbral de la vida no puedo más que desearles suerte. No puedo dejar de darles la enhorabuena, que aunque sea lo típico es lo único que puedo decir.  Suerte Dani. Suerte, Fer, Suerte Luci. Que venga sobre todo eso, la suerte. Nos hace falta a todos.

Bienvenido a la luz. Esta es tu casa.

domingo, 17 de octubre de 2010

Día de corazones.

Escribí hace un año, aproximadamente, una pequeña composición para uno de nuestros corazones favoritos que contraía matrimonio. Me siento bien por hacer este tipo de cosas. Acompaño a los felices en los momentos felices y a los tristes en los momentos tristes. La vida tiene estos altibajos ultimamente. Me decido por hacer todo para todos. Me siento bien, insisto, en este tipo de rol. Se me da bien. Y eso es mucho teniendo en cuenta las dificultades que tiene hoy en día vivir.

Escribo, pues, para dos de mis corazones favoritos. Con ellos alcé mi copa, el día de mi boda, y por ellos pedí un brindis. Vuelvo a pedir un brindis, aunque sea interior. Por dos de mis mejores corazones. Jamás podré devolverles nada de lo mucho que me dieron, desde su callada amistad, desde su silencio, desde su espacio interior. Me sentí a gusto en su cálida caricia de amigos. Ambos forman parte de mi vida y ambos son parte de mi vida. No lo han tenido nada fácil para llegar hasta aquí, pero honestamente estoy seguro de que les habrá merecido la pena.

Les doy las gracias. Gracias por haber poblado mi vida desde la juventud. Lo escribí una vez. Los ví crecer. Los ví convertirse en lo que ya son. Hombre y mujer. Los ví convertirse en un solo corazón. Y compartieron conmigo semejante transmutación. De la misma forma de siempre. De una manera callada y silenciosa.

El tiempo nos separa. La distancia nos separa. Pero nadie podrá cambiar lo que son para mi. Y por ello también les doy las gracias por compartir ese día conmigo y con los míos.

Ella será una novia hermosa, y el un elegante caballero. Y así quedarán en mi memoria. Para siempre.

A mis dos corazones: Os deseo todo lo bueno que se puede desear. No es una frase formal. Es un sentimiento. Es una realidad. Que todo lo bueno venga de ahora en adelante. Os lo deseo desde lo más profundo de mi. Sé que no es mucho, pero es el mejor regalo que os puedo ofrecer.

Que la felicidad pueble vuestra vida. Ahora, y siempre.

Generación de los cincuenta.

Leo con detenimiento una entrevista a Gordon Summer.  Supongo que para la mayoría conocido como Sting,. Me gusta este hombre. Me gusta su manera de ordenar la mente y de decir las cosas.  Aprovecho para soltar que la generación que ahora mismo está entre los cincuenta y los sesenta años me parece una de las mejores generaciones de la humanidad desde la segunda guerra mundial. Esa generación está alcanzando la madurez creativa y existencial de un modo absolutamente envidiable. Esos ídolos de mi infancia se están revelando como los grandes hombres del presente, sin refugiarse en mayos del sesentayocho que apenas vivieron, sin abogar por idealismos de los más pintoresco y menos realizable. Sting no deja de ser uno de ellos.  Es comedido, pausado, reflexivo.  Habla poco, pero lo que dice no te deja en absoluto indiferente

Creo que ultimamente me gusta interiorizar parte de los procesos que ha seguido esta generación. HAce años (y lo digo  haciendo un enorme plagio a mi amigo Perez Reverte en cuanto a las frases y la forma de decirlo) pensaba que cada vez me gustaría hablar más y más, comentar más y más cosas; que en definitiva cada vez me comunicaría más con los que me rodean. En realidad llego al final de la treintena pensando que cada vez me gusta menos hablar y me gusta, sin embargo, cada vez más escribir.  Puedo pasarme horas pensando cada uno de los discursos que puedo llegar a enunciar. Me gusta escribir para los demás y me siento realizado con ello. Pero aquellas noches de tertulia con mi amigo Juan Vilas, con mi desaparecido Jaime, con mis amigos en particular, se me antojan cada vez más y más vacías de contenido.  No por los personajes y los protagonistas de los mismos, si no por el ponente, en este caso yo mismo, que se me antoja demasiado ñoño en la memoria, con mucha frase sin sentido y sin reflexión. Volviendo a lo de antes, y a esta generación ilustre y maravillosa, me quedo también con alguna de las personas que conocí este verano, en este caso un buen militar destinado en la base de Rota. Hombre comedido, de pocas palabras pero sólo las suficientes. Gente con la que puedes hablar mirándole a los ojos, sabiendo que en sus pupilas y en su cerebro se atesoran los conocimientos de una vida plena y de una experiencia vital impresionante. Siempre he admirado a los militares de carrera, en especial a los de la armada, marinos y guerreros. Gente viva y preparada para la muerte en muchos aspectos. Vivos ejemplos tengo también a mi alrededor, en alguna de las personas que me rodean. Me gusta oir hablar a mi tio Ricoy, por ejemplo, cuando se quita la máscara de hombre afable y sale el jefe veterano, curtido en mil batallas de la vida. O al padre de quien más quiero, que es tambíen de la misma política que los anteriormente citados: hombre comedido, tímido, de pocas palabras pero de sabios silencios. Cuando estoy con ellos me gusta escuchar. Me callo, que es lo que tiene que hacer un aprendiz, para escuchar a un buen maestro. Y me gusta esa sensación de escuchar y de interiorizar lo que otros, sin duda  más sabios que este aprendiz de escritor, cuentan y dicen.

Volviendo a la entrevista con Sting me quedo con una frase "la felicidad es un concepto interesante.Las vacas son felices, por lo menos cuando pastan. Los seres humanos somos más complicados. Necesitamos periodos de melancolía. Cuando estoy triste soy más creativo. La tristeza conlleva introspección y cuestionamiento" Me quedo con la frase y la hago mía.  De estos momentos, de aquellos, de los otros, en los que he sido intensamente infeliz puedo decir que me ha pasado lo que a mi amigo Gordon. Lo digo sin acritud. Prefiero ser intensamente feliz. Soy una vaca que pasta, Gordon Summer. O al menos ese es mi deseo. El mio para mis dos niñas. Espero que sea ese mi destino. Mientras me cuestionaré todo: desde mi fé hasta mis actos. Si ese es el resultado de esta época, pues bienvenido sea.

Afuera cae el rocio de la noche. Pienso que todo lo que escribo. Termino de leer la entrevista a mi amigo Summer. La sabiduría va por barrios. Aquí me quedo, solo. La noche pasará. Espero que la sabiduría me encuentre un día de estos. Mientras, el silencio me ataca y me colma. Quizá ese sea el necesario primer paso.