Veo una mirada fria y gris desencantada. Y algo dentro algo, dentro, si aquí dentro tiene una angustia palpitante y desenfrenada. Me cuesta verla reir en los últimos tiempos.No le sale. A mi me cuesta. Pero no me rindo. Cuando rie, es como una mañana de verano que se lleva una borrasca pertinaz. El sol sale. Todo está en su sitio. Y brilla. Brilla como pocas veces brillan las cosas. Y todo se vuelve de color cinemascope. Durante el instante de la sonrisa, el alma se relaja y me hace creer en que todo en la vida es posible.
Un dia le canté a su mirada. Su mirada que me prende tanto y tanto el alma. Su mirada cuando no era triste, cuando no hablaba solo de las penurias del trabajo, de las injusticias de la vida, de las rutinas y las urgencias. Cuando hablaba de planes, de proyectos. La mirada que traía el mar a casa. La mirada de la niña linda embarazada, de los sueños viables y nunca perdidos. Sherezade, clava en mi su pupila, que no es azul.
Y yo, por qué no decirlo, no supe verlo. Embargado en el mar de mis angustias, en el desvario de mis naufragios, en los asesinatos de las rutinas constantes y agobiantes. Pero aqui dentro se me descerraja el alma, aquí dentro la busco, aquí dentro le digo ' vuelve, vuelve a casa '
Y este vacío negro y absurdo que me absorbe se me come las palabras. Sobre el vacío que nos envuelve y nos sepaera.
Vuelve a casa, corazón. Somos la flor de tu alma. La luz de tu llama. El motivo de vivir. Vuelve a casa y hagámosla alegre, con colores vivos, con el sol entrando por la ventana. Vuelve a casa, quédate con nosotros.
Porque eres la flor de la llama. Y en ti, solo en ti, yo ardo. ... para siempre.
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