jueves, 26 de julio de 2007

Prevaricadores nuestros de cada día...

No me refiero a jueces. Entiéndaseme bien. Yo me rei muchísimo el día que -dentro de los pocos rudimentos que tengo sobre derecho- me explicaron qué significaba eso de prevaricar. Dicta la memoria que prevaricar es dictar una sentencia injusta a sabiendas de que lo és. Y recuerda también la memoria lo que pensó este que escribe en ese momento. "Vaya chorrada, yo a eso le llamo ser un cabronazo"

Pero lo de prevaricar se puede adjuntar a más de una faceta de la vida. De hecho en nuestras vidas tenemos sobrados ejemplos de lo que és ser un prevaricador dia y noche y a todas las horas posibles. Me explico: esa gente que nos hace la vida un poquito más insoportable a sabiendas de que son injustos con nosotros.

Puedes sentir su hedor en el trabajo, en el bar de la esquina, en la cola de la pescadería o de la panadería. Son los tipicos bordes que siempre se ceban en el más debil o en quien no les planta cara. Son injustos a sabiendas, hipócritas a sabiendas, cabronazos a sabiendas...

Tengo en mi vida cotidiana demasiados ejemplos de mis prevaricadores favoritos. En el trabajo tengo algún que otro lapa que quiere reventarte si es posible, también algún vecino con mala baba, peor educación y nefasto sentido de la vecindad.
Quizá algún día nos cansemos de ellos a las primeras de cambio. Y quizá algún día debamos darles a los prevaricadores lo que se merecen, que es nuestro desprecio. Adivino que detrás de todos ellos no hay mas que un atajo de cobardes que se nutren de nuestras buenas intenciones. Y no hay más. Plantarles cara es lo único que nos queda.

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