miércoles, 1 de octubre de 2008

Oporto, de nuevo.

Viajar tiene esos momentos. Los hay mejores, y evidentemente hay otros peores. La suerte subyace en privilegiar a los primeros sobre los segundos. Y eso, precísamente eso es lo me pasa a mi con Oporto.

No es dificil, si uno deja libre la imaginación, visualizar como eran las orillas del Douro -Duero para los castellanos- en siglos pasados. Evidentemente, toda la fiebre turística que corrompe los lugares hace mucho tiempo que llegó a la ciudad, pero el río en sí sigue guardando secretos y nos sigue contando las verdades de una cuidad que es todo lo que otras quisieran.

Evidentemente con Oporto,  tengo una especie de historia a medias. Se junta el amor, la añoranza, lo típico, lo tradicional, lo oculto. Todo en una ciudad tan grande y cosmopolita, como rural y típica. Una mezcla de antítesis que hacen precisamente que aumente su encanto.

Para recorrer Oporto hay que empezar en la orilla del Douro aunque la lógica dicte lo contrario. Calles empinadas no ayudan precisamente al paseante. Pero una excursión desde la Baixa de Oporto hasta arriba, a lo alto de la Catedral es muy recomendable. Tonifica y si no hace demasiado calor uno puede sentir el agradable ambiente de la brisa ribereña subiendo por las calles de la zona antigua.

En otros lados de la misma zona, podemos contemplar edificios en estado realmente preocupante. De todas formas, el esfuerzo por mantener y restaurar el casco antiguo es encomiable. Ire paseaba su barriguita con salero mientras el resto de nosotros nos dirigíamos al mercado de flores y frutas. Un edificio recomendable en cuanto a la visita. Los puestos parecen colgados en medio de un antiguo patio que me recuerda a un Covent Garden a la antigua usanza. Su encanto es evidente.

Comer en Oporto es bastante sencillo. Goza de alguno de los mejores restaurantes del tercio norte del Pais. Tanto el Cafeina, como en D'oliva son buenos ejemplos de cocina cuidada, un esmerado servicio -algo que en otros lados deberían aprender- y un ambiente más que agradable.

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