Este fin de semana estuvimos celebrando algunas cosas excelentes. Tuve el honor de leer una pequeña composición para la boda de uno de nuestros corazones preferidos. Propiedad transitiva del cariño:amar a los que aman a quien tu amas. Un pequeño detalle -infimo- para quienes siempre nos han dado todo. Es lo mínimo que se merecían. No tengo grandes cosas, lo único que podía ofrecerles era eso.
Mis palabras, entonadas por mí y creadas exprofeso para una de las novias más lindas que recuerdo, son solo un pequeño tributo para una familia que se ha ganado desde siempre mi respeto, mi corazón y mi profunda admiración.
Finalmente la niña de mirada profunda y melancólica estaba radiante el día de su boda. Atrás quedaban las tristezas, la soledad de años en tierra extraña. Finalmente la mujer de mirada de niña sonrió de verdad emocionada. Uno, dentro de sí, no dejaba de pensar lo que habrán visto esos ojos profundos, en qué lugares habrá estado, por quíen derramaron lágrimas y por quién han sonreido. Esos ojos se merecían unas palabras. Esos corazones se merecían nuestra pequeña lectura. Y todos ellos se han ganado con creces nuestro amor. Qué menos.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Los ojos y las palabras
10:54
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