El equinoccio entró por la ventana y se llevó el verano. Este
verano que nunca acabó de llegar. Entró y se fue sin hacer ruido.
Ahora afuera ya no siento esa incierta melodía de los grillos
serrando en algarabía. Equinoccio. Y tiempo nuevo. Otoño en la
memoria y la retina. Las hojas caen con todo, erizos verdes que nos
pinchan cuando buscamos el fruto interior.
Vuelve al atasco a deshora y puntual, la retención impertérrita y formal de las nueve en la rotonda. Colegios y carteras, Recuerdos fugaces de tantos y tantos días. El lodo sobre el asfalto, el verde mojado de hojas perennes, el marrón resbaloso de las caducas empapadas en el primer frente atlántico. Equinoccio. Constancia del tiempo que nos asola, y nos mina poco a poco. Que nos descuenta poco a poco la escasa cuota de la vida.
Polvo lunar en escamas sobre nubes cargadas de lluvia. Ausencia en las aceras y luces que constatan presencias en las casas. Sombras tras las cortinas. Alegría en las rondas y las tascas de la zona monumental, reencuentros de jóvenes que se aman, que se aman todavía y se amaban hace tiempo. Besos fugaces en noches de otoño. Festín de amores para los amores. Tranquilidad inquieta de la perversa perspectiva del tiempo perdido. Encuentros y reencuentros. También hay despedidas.
Vuelve al atasco a deshora y puntual, la retención impertérrita y formal de las nueve en la rotonda. Colegios y carteras, Recuerdos fugaces de tantos y tantos días. El lodo sobre el asfalto, el verde mojado de hojas perennes, el marrón resbaloso de las caducas empapadas en el primer frente atlántico. Equinoccio. Constancia del tiempo que nos asola, y nos mina poco a poco. Que nos descuenta poco a poco la escasa cuota de la vida.
Polvo lunar en escamas sobre nubes cargadas de lluvia. Ausencia en las aceras y luces que constatan presencias en las casas. Sombras tras las cortinas. Alegría en las rondas y las tascas de la zona monumental, reencuentros de jóvenes que se aman, que se aman todavía y se amaban hace tiempo. Besos fugaces en noches de otoño. Festín de amores para los amores. Tranquilidad inquieta de la perversa perspectiva del tiempo perdido. Encuentros y reencuentros. También hay despedidas.
he intentado tantas veces desgranar la cábala de la vida que por su dificultad ya no me seduce el logaritmo
Aprendí a callar mi ira y mi preocupación. Ya me he desdoblado
tantas veces en tantas vidas. Y he pasado tantos otoños esperando
que ya no espero. He intentado oponerme y he intentado tantas veces
desgranar la cábala de la vida que por su dificultad ya no me seduce
el logaritmo. Equinoccio. Indiferencia. Los de antes ya no son lo que
eran. Los de ahora ya no somos los de antes. Los otoños me enseñaron
que en el fondo la vida siempre me pesa. Y que cuando caen las hojas
es como un balance contable: Raya y sumatorio.
Equinoccio, sobre tu sombra vuela la melancolía. Como el humo de un cigarro. Como el perfume intimo y secreto de la amante muerta.
Equinoccio, sobre tu sombra vuela la melancolía. Como el humo de un cigarro. Como el perfume intimo y secreto de la amante muerta.
0 comentarios:
Publicar un comentario