
GENTLEMAN JACK
Compré la botella. Aún me acuerdo. Era el Tax Free del aeropuerto de Newark. Me la vendió una chica negra, con buenas caderas e impecáblemente vestida. Vino desde New York a España el once de septiembre de 2001 . Lo cual casi la convierte en histórica. Y ha durado lo suyo. Queda poco, aun queda lo justo para un par de copas. Tiene caracter, deja un retrogusto dulzón en la punta de la lengua. Fuerte en el trago, y ligéramente...