Y vuelan, me digo. Vuelan. Flotan sobre la luz de la tarde, como parte de un escenario irreal. Es un mes de Mayo, florido. Y en mis veintidós años, veintidós, que tuve contemplo la tarde, sentado en un banco pequeño de piedra en los jardines del Pazo. Y sobre esta tarde contemplo flotar el polen de los dientes de León, haciendo una cortina de luz irreal sobre las flores del pazo. Flotan, como un suspiro en el aire. Al lado, sentado con una blusa de topos blancos se atisba el deseo. El irrefrenable deseo de la veintena. En esa tarde, durante un...