Acabo de llegar a casa. Es uno de mis momentos favoritos, después de trabajar. Llegar a casa y hacer cualquier cosa. Cenar, aunque sean sobras del día, tomar un chocolate o una infusión. Sentados en la cama acabamos de contemplar en televisión un reportaje terrible sobre una madre cuyo hijo sufre parálisis cerebral. Y honestamente, después de digerir el reportaje citado sé que hoy es una de estas noches en las que ir a dormir me va a costar. De ahí mi ataque al teclado, esto que ustedes están leyendo ahora. El gobierno - da igual...