Escrito Por IRENE
Se alquila piso.
"Aviso: Hermoso departamento, de gran categoría, bien aislado, confortable, independiente, se alquila por nueve meses a inquilino serio. Pensión completa. Se admiten niños. Visitarlo a cualquier hora. No es necesario pedir entrevista".
Así empieza el libro de Willy Breinholst, “¡Hola, aquí estoy!”, que terminé de leer hace tan solo unos días y que con mucho sentido del humor, es la historia de un bebé contada por el mismo, durante los nueve meses hasta su nacimiento.
La verdad es que nosotros tuvimos suerte. Desde que pusimos el anuncio, el piso se alquiló enseguida. Ahora hace 3 meses que tenemos inquilino. Por el momento, es tranquilo, apenas se le nota. Salvo unos cuantos mareos y vómitos al levantarme, los cambios del cuerpo todavía se notan poco. Veremos cuando vaya ganando confianza…. Pronto hará una semana que fuimos a verlo por tercera vez. Y los cambios desde la primera (recién instalado) han sido monumentales.
El 18 de julio apenas medía 9 mm, como un haba; el 21 de agosto, medía ya 5 cm, como una croqueta (siguiendo con las analogías con la comida), y pudimos escuchar por ultrasonidos el latido de su corazoncito. Se nota que empieza a sentirse a gusto ahí adentro porque comienza a moverse y levantó una mano como queriendo saludarnos.
Como aún no sabemos si es niño o niña, y todavía no le hemos elegido nombre, en este tiempo le hemos puesto apelativos diferentes que le cambiamos a medida que aumenta de tamaño: comenzó siendo un haba, para convertirse en cacahuete, y desde el 21 de agosto, le llamamos croqueta, aunque probablemente a estas alturas sea ya una croqueta bastante grandecita.
Aunque ahora parece que lo peor ya ha pasado, no puedo evitar continuar preocupada constantemente. A pesar de que mi marido, la familia y los amigos me repiten constantemente que no debo hacerlo, y sé que el inquilino no es de cristal, no puedo evitar pensar que cualquier cosa que yo haga puede hacerle daño. Supongo que es la inexperiencia y el miedo de ser primeriza. Esta noche no pude dormir, y no dejé de pensar si él notaría mi inquietud de algún modo. Soy demasiado nerviosa, siempre lo he sido. Me afectan demasiado las cosas que pasan y las personas que me rodean. Incluso ahora que tengo alguien en quien pensar…
En fin, supongo que en cuanto se vaya moviendo un poco más, me mostrará sus sentimientos del modo más expresivo posible: a patadas. Imagino que entonces sí sabré cuando le estoy molestando. Según me han explicado, empezaré a notarle, a partir de las 20 semanas, probablemente en ese momento, podrá sentirse su corazón apoyando la cabeza en la barriga.
Es increíble como una experiencia que han vivido gran parte de las mujeres que nos rodean, nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras hermanas o cuñadas e incluso nuestras amigas, puede hacerte sentir como si fueras la primera, o tal vez la única, en vivirla. El saber que juntos hemos creado algo nuestro, y verle crecer sabiendo que forma parte de nosotros nos hace sentir especial.
¡ Ya tengo ganas de conocerle y saber quién es.!