Probablemente ni mi madre, ni mi padre y menos aún mi hermano me creyeron cuando lo sufría. No cabe reproche. Por aquel entonces no puedo decir que yo fuese muy comunicador. Ni pretendía serlo. Probablemente porque en cierto test psicológico que me hicieron rondando los 13 años, alguien decidió que yo no era demasiado inteligente. Probablemente ese alguien, que simplemente cumplía la función de evaluación de determinado tipo de pruebas, no era consciente de todas las circunstancias que rodeaban al elemento de su evaluación. En este caso, yo...